
Los padres siempre dan todo para lograr la mayor felicidad y alegría de sus hijos, por ellos hacen cualquier cosa con tal de arrancarles una sonrisa y hacerles sentir bien. Los juguetes son una forma especial de consentir a los más pequeños y darles bienestar y satisfacción, algo que bien pueden ayudar a ese noble propósito y, cuando se hace correctamente, ayuda a formar ciudadanos ejemplares.
La felicidad de los niños es una prioridad que todo padre debe procurar, es uno de los principales objetivos a cumplir con esas pequeñas criaturas que son el centro de la vida de cualquiera.
Principalmente se les debe proveer amor, protección, cariño, salud, comprensión, educación, y demás factores y valores que definirán su personalidad y sano crecimiento. Esa combinación de aspectos es fundamental para el fortalecimiento de su felicidad y bienestar.
También es parte importante el elemento lúdico y todo lo que ello implica, de hecho, jugar en los niños es muy importante para el desarrollo de su desarrollo como persona, para generar un carácter jovial y alegre. Todos los juguetes ayudan a eso, aunque hay algunos que marcan la diferencia más que otros.
¿Quién, por ejemplo, de niño no quiso manejar uno de esos coches de juguete que al principio eran de pedales y que hoy son unas maravillas de la tecnología? Es una ilusión que todo pequeño tiene en sus primeros años y que hoy es muy fácil de cumplir gracias a la gran variedad de opciones que existen en el mercado.
Un moderno coche electrico niños 24v es más que un simple juguete, es un sofisticado juguete que no sólo ofrece al pequeño momentos de sana distracción y diversión, sino que además, constituye un importante instrumento con el que se le pueden enseñar valores esenciales como la responsabilidad y la disciplina, sólo hay que saber orientarle.
Estos pequeños vehículos son miniaturas casi exactas de modelos populares del automovilismo, con los que el niño, a partir de los cinco años, puede aprender a conducir con el apoyo de sus padres.
Modelos para todos los gustos
Los minicoches eléctricos vienen en una diversidad de modelos que casi parecen sacados de las ensambladoras tradicionales para la fabricación de vehículos reales. Existen de todo tipo, ya sean deportivos, todoterreno, de lujo y de diversos tipos más, para todos los gustos y preferencias, en colores que también integran una gran gama de tonalidades.
Igualmente, varían en características técnicas, relacionadas con la capacidad, duración de batería, accesorios, luces, sonido, maletero, y tantos otros detalles que no tienen nada que envidiar a los coches que conducen sus padres. Y lo mejor de todo es que los precios también se ajustan a cualquier posibilidad.
Los modelos más modernos, equipados con baterías de 24 voltios, son una excelente opción para los niños que les guste la velocidad, ya que son muy fuertes y robustos. Estos coches eléctricos pueden, inclusive, subir pendientes bastante inclinadas y pasar terrenos mus desnivelados con total facilidad.
Habitualmente vienen equipados con doble batería, dos de 12V, para aumentar la potencia, que varía entre 35W y 45W, con motores de hasta 900 revoluciones por minuto.
Para esta temporada están marcando la pauta el modelo deportivo Pekecars XL, en blanco y rojo, con un precio de 999 euros; el modelo Cars RSX, por 495 euros; y el Toyota Tundra XXL, por 671 euros. Cualquier opción es buena para hacer feliz a un niño.
También hay automóviles eléctricos, incluso, para bebés de un año; aunque claro, la intención no es que aprendan a conducirlos, pero igualmente es una buena experiencia, porque además de jugar, comienzan a familiarizarse con ellos. Como ya se ha dicho, el aspecto lúdico es vital para el sano desarrollo de los pequeños y generar condiciones favorables para ellos debe ser el fin primordial de todo padre.
La disciplina y la orientación son esenciales
Un coche eléctrico es un maravilloso regalo para un niño, pero con él deben ir unidos de la mano una serie de importantes valores que se le deben inculcar, aprovechando la satisfacción y alegría que puede generar su nuevo juguete.
Además, básicamente va a aprender a conducir un vehículo que, aunque en escala, es representación casi exacta de un automóvil funcional, y qué mejor que desde niño entienda la responsabilidad de estar frente a un volante.
Siempre es bueno hacerle entender a los niños que conducir un coche no es solo un juego, es algo que en un futuro cuando les toque hacerlo de grandes, puede ser peligroso si se hace con irresponsabilidad. Hay que enseñarles, inclusive desde el primer día, la importancia de las señales de tránsito y de conducir con prudencia, alh empieza todo.
También, con estos coches eléctricos se les puede enseñar valores como la disciplina, en el sentido de que su uso sólo se hará en determinados horarios y bajo la supervisión siempre de algún mayor. Esta parte se les puede inculcar con amor y explicándoles que en la disciplina está el éxito de todo.
El hombre responsable de mañana será el niño bien educado de hoy, una máxima que todo padre debe comprender y asimilar para formar a su pequeño. Si al procurar felicidad y bienestar a los pequeños se combinan valores y educación en su formación, se logrará preparar a un ciudadano ejemplar que ayude a construir una sociedad mejor.
Desarrollar carácter con amor y cariño
Los niños por naturaleza tienden a buscar lo que quieren de todas las maneras que están a su alcance. Es en estos casos cuando un padre o una madre tiene que probarse, y aprender a moldear la conducta y el carácter de sus pequeños con amor, cariño y algunos importantes consejos.
Retomando el ejemplo de los coches de juguete, si un niño una vez que ha concluido su tiempo de juego y es hora de irse a la cama, pero no quiere hacerlo y revienta de llanto, tira patadas y no se quiere bajar de su juguete, ¿qué se podría hacer para corregir esa conducta?
Lo principal es no ceder y demostrarle al niño que con ese tipo de reacciones no va a conseguir nada, que está equivocado al actuar de esa manera y que debe respetar el orden impuesto. Eso sí, todo debe hacerse con calma, sin demostrar enojo y tratando siempre de hablar con él, para que comprenda que tiene que ajustarse a las normas establecidas y que se le acabó el tiempo de jugar.