Si estás esperando a tu primer hijo, seguro que piensas en cómo va a ser su llegada, ¿no?
La llegada del primer hijo es, sobre todo, uno de los mejores momentos en la vida de cualquiera. Para la pareja este momento se convierte en un acontecimiento trascendental. Pero el advenimiento de un nuevo ser humano trae consigo momentos inesperados tanto para los nuevos padres como para el resto de la familia.
Los hábitos cambian, la rutina se rompe y, por arte de magia, la criaturita dentro del vientre materno se convierte en protagonista en la vida de todos.
Para las mujeres que aún no han vivido el momento, será una buena historia para conocer. Las que ya han pasado por eso disfrutarán del recuerdo de momentos increíbles.
Uno para todos y todos para uno
Antes del nacimiento del primer hijo, la madre tiene los síntomas del embarazo: náuseas, vómitos, dolor abdominal inferior, cansancio… el padre está tan desorientado como asustado y feliz. La abuela y el abuelo creen que son ellos los que están dando a luz de nuevo y quieren ser responsables del asunto.
Hermanos, tíos, sobrinos… todos tienen opiniones sobre el nuevo ser y las condiciones a ascender para él. Como si eso no fuera suficiente, los vecinos y amigos cercanos también se unen a la fiesta.
Nunca falta la señora que hace que la nueva madre se siente en una silla para hacer la prueba del cuchillo y las tijeras y así saber si el bebé es femenino o masculino.
Pues bien, cada persona con su cultura y creencia participa de alguna manera en los preparativos y la llegada del hijo primogénito.
Alguien viene con sugerencias sobre dónde dormir, qué comida comer para prevenir náuseas.…
Las amigas de la pareja comentan sobre la nueva ropa de la embarazada, si ahora está bien usar mallas, si son mejores o peores que los vestidos pegados al cuerpo…
Los amigos, ya con hijos, hablarán de lo difíciles que son los primeros meses después del nacimiento del bebé. Los amigos sin hijos quizá comenten que habría sido mejor posponer el embarazo para cuando estuvieran mejor preparados.
En fin, de repente el bebé que crece dentro del útero y que no sabe nada sobre lo que pasa «fuera» llama la atención de todos.
La agitación cuando el parto se acerca
Los meses previos al parto son tan complicados como divertidos con respecto a los muchos preparativos y consejos que todos tienen que dar. Pero las semanas anteriores a la fecha indicada se vuelven mucho más tensas.
¡El niño va a nacer y nadie sabe cómo lo llamará! A los abuelos les gustan los nombres clásicos: Helena, Rosa, Amalia si es mujer; Enrique, Antonio, Francisco, si es hombre. Los miembros más jóvenes prefieren Yania, Alex, Arianna … y los padres no saben cómo nombrar a la nueva criatura.
¡El niño va a nacer y aún no hemos terminado de elegir su cuna! ¡El niño va a nacer y hay que preparar la beca de maternidad! En muchas familias el bebé nació sin tenerlo todo listo.
Y es que las necesidades del nuevo miembro se convierten en algo que todos tienen como prioridad. Pero el nerviosismo por su nacimiento oscurece la mente de sus familiares.
Carrito, bañera, sábanas, pañales, toallas, batas, baberos… Todo este movimiento ocurre durante las aproximadamente cuarenta semanas que dura el embarazo.
La llegada del primer hijo
El día del nacimiento del primer hijo es extraordinario y por eso será recordado para siempre.
Aunque la madre debe soportar todos los dolores del parto o de la cesárea, los momentos antes del nacimiento, cuando ve a su bebé por primera vez, se convierte en un hecho sorprendente. En ese momento comienza una historia de amor que dura toda la vida.
Con la familia pasa algo similar. No importa el nombre del niño o a quién se parezca más. El nuevo ser es recibido en el núcleo familiar con los brazos abiertos y con la mayor alegría del mundo. ¡Cuéntanos cómo fue o cómo está siendo tu experiencia!